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COMO LA SABIDURIA SE ESPARCIO POR EL MUNDO

COMO LA SABIDURIA SE ESPARCIO POR EL MUNDO

Cómo la sabiduría se esparció por el mundo
[Cuento. Texto completo]
Anónimo africano
 
En Taubilandia vivía en tiempos remotos, remotísimos, un hombre que poseía toda la sabiduría del mundo. Se llamaba este hombre Padre Ananzi, y la fama de su sabiduría se había extendido por todo el país, hasta los más apartados rincones, y así sucedía que de todos los ámbitos acudían a visitarlo las gentes para pedirle consejo y aprender de él.

Pero he aquí que aquellas gentes se comportaron indebidamente y Ananzi se enfadó con ellos. Entonces pensó en la manera de castigarlos.

Tras largas y profundas meditaciones decidió privarles de la sabiduría, escondiéndola en un lugar tan hondo e insospechado que nadie pudiera encontrarla.

Pero él ya había prodigado sus consejos y ellos contenían parte de la sabiduría que, ante todo, debía recuperar. Y lo consiguió; al menos así lo pensaba nuestro Ananzi.

Ahora debía buscar un lugarcito donde esconder el cacharro de la sabiduría; y, sí, también él sabía un lugar. Y se dispuso a llevar hasta allí su preciado tesoro.

Pero... Padre Ananzi tenía un hijo que tampoco tenía un pelo de tonto; se llamaba Kweku Tsjin. Y cuando éste vio a su padre andar tan misteriosamente y con tanta cautela de un lado a otro con su pote, pensó para sus adentros:

-¡Cosa de gran importancia debe ser ésa!

Y como listo que era, se puso ojo avizor, para vigilar lo que Padre Ananzi se proponía.

Como suponía, lo oyó muy temprano por la mañana, cuando se levantaba. Kweku prestó mucha atención a todo cuanto su padre hacía, sin que éste lo advirtiera. Y cuando poco después Ananzi se alejaba rápida y sigilosamente, saltó de un brinco de la cama y se dispuso a seguir a su padre por donde quiera que éste fuese, con la precaución de que no se diera cuenta de ello.

Kweku vio pronto que Ananzi llevaba una gran jarra, y le aguijoneaba la curiosidad de saber lo que en ella había.

Ananzi atravesó el poblado; era tan de mañana que todo el mundo dormía aún; luego se internó profundamente en el bosque.

Cuando llegó a un macizo de palmeras altas como el cielo, buscó la más esbelta de todas y empezó a trepar con la jarra o pote de la sabiduría pendiendo de un cordel que llevaba atado por la parte delantera del cuello.

Indudablemente, quería esconder el Jarro de la Sabiduría en lo más alto de la copa del árbol, donde seguramente ningún mortal había de acudir a buscarlo... Pero era difícil y pesada la ascensión; con todo, seguía trepando y mirando hacia abajo. No obstante la altura, no se asustó, sino que seguía sube que te sube.

El jarro que contenía toda la sabiduría del mundo oscilaba de un lado a otro, ya a derecha ya a izquierda, igual que un péndulo, y otras veces entre su pecho y el tronco del árbol. ¡La subida era ardua, pero Ananzi era muy tozudo! No cesó de trepar hasta que Kweku Tsjin, que desde su puesto de observatorio se moría de curiosidad, ya no lo podía distinguir.

-Padre -le gritó- ¿por qué no llevas colgado de la espalda ese jarro preciado? ¡Tal como te lo propones, la ascensión a la más alta copa te será empresa difícil y arriesgada!

Apenas había oído Ananzi estas palabras, se inclinó para mirar a la tierra que tenía a sus pies.

-Escucha -gritó a todo pulmón- yo creía haber metido toda la sabiduría del mundo en este jarro, y ahora descubro, de repente, que mi propio hijo me da lección de sabiduría. Yo no me había percatado de la mejor manera de subir este jarro sin incidente y con relativa comodidad hasta la copa de este árbol. Pero mi hijito ha sabido lo bastante para decírmelo.

Su decepción era tan grande que, con todas sus fuerzas, tiró el Jarro de la Sabiduría todo lo lejos que pudo. El jarro chocó contra una piedra y se rompió en mil pedazos.

Y como es de suponer, toda la sabiduría del mundo que allí dentro estaba encerrada se derramó, esparciéndose por todos los ámbitos de la tierra.

FIN
 
 

8 comentarios

Anonimo -

Ahora me has despistado. No me pegan las dos respuestas que has puesto. Quizás deba releerlas a ver si así...
Cuidate ¿ok?
Saludos

Thesan -

Anonimo:
Gracias de nuevo, pero ( y siempre hay un pero) una cosa es creer lo que te gustaria creer y otra reconocerte en unas lineas.
No es lo mismo desgraciadamnte, no es o mismo.
Y si.... ojola la Mar me inunde para siempre jamas, con sus brazos su alegria y su vida, al fin y al cabo la Mar es sinonimo de vida y resureccion.
Ojala asi sea...Amen.

Anonimo -

No sabes lo que me alegra leer eso ¡Ya era hora! Te deseo lo mejor del mundo y que la felicidad en tu nuevo camino, ruta e ilusión sea eterna y que la Mar ta inunde por siempre.
No es que las palabras tuvieran razón... es que la tenían, puesto que tú mismo reconoces has encontrado lo que en ellas se decía.
Saludos ;)

Thesan -

Anonimo:
Gracias , muy bonito, bellas palabras y ciertamente .....
quzas tengan razon, pero ....quizas ya encontre un nuevo camino, una nueva ruta....una nueva ilusion...o quizas es que ya sali del bosque y empiezo a ver el Sol....o la Mar.

Anonimo -

Encontré esto por la red, espero que te guste:
"Permite que la sabiduría que envuelve el mundo te rodee a ti tambien"
"...Después de tanto tiempo... creo que los árboles no me han dejado ver el bosque... y a lo mejor equivoqué la ruta... muy concentrado en mi centro... es hora de salir... necesito nuevas rutas... o nuevos caminos para un mismo destino..."

María del Mar -

quien sabe...pero esta claro q poquito a poco vamos haciendo cosinas;) porque habra tiempo para atravesar las miradas por nuestros obstaculos;cuidate
besucos!;)

Thesan -

Cierto Maria del Mar hay algunas veces que los arboles no nos dejan ver el bosque.O quizas era el sol?
Besos

María del Mar -

bueno,bueno,bueno,una historia intrigante...asi aprendimos todos...y siempre se aprende algo,no?nunca te acostaras sin saber una cosa mas,de ahi que el sabio se sorprendiera;)
gracias Thesan
besucos!;)